
Acción de sitio específico "Los ríos/ Las sincronías" del colectivo "RÍOS".
Parte 1: Berlín, Alemania. Solsticio de verano, junio de 2025
El trabajo de conectar dos ríos de modo poético busca evidenciar relaciones territoriales, históricas y simbólicas, en este caso, el Spree y el Mapocho operan no solo como hitos hídricos en sus respectivas ciudades (Berlín y Santiago), sino que también como rasgo identitario de quienes habitan dicho espacio. Este proyecto busca explorar en dicha configuración identitaria de un modo poético, específicamente a través del uso de recursos lumínicos y de proyección sobre sus caudales.
¿Puede una ciudad entera entenderse a partir de uno de sus ríos? ¿podemos conocer a sus habitantes a través de la revisión de un cauce? ¿qué destino tiene una ciudad que se desertifica?
Estas preguntas son abiertas por un proyecto como éste, que señala un lugar y lo convierte en espacio reflexivo y de cuestionamientos al estado actual de nuestra relación con el río y las aguas. La sincronía Berlín-Santiago intenta ampliar el efecto de las preguntas y le da una dimensión global al problema de las aguas urbanas, que progresivamente van reduciéndose y convirtiéndose en expresiones de la naturaleza que “impiden” el crecimiento urbano, por lo que son permanentemente intervenidos y manipulados.
La sincronía antes expresada también alude a un encuentro biográfico (madre-hija) e histórico (¿qué tienen en común las sociedades chilena y alemana? ¿cuáles son los traumas que subyacen a cada sociedad?), que mediante la acción paralela logra dar vigencia a una serie de preguntas. Un puente entre dos ciudades es también una forma de examinarnos, ya que obliga a comparar y mesurar todo lo que ha ocurrido en cada lugar. Si queremos entendernos, tenemos que lograr salir del ensimismamiento ultra-local hacia el que tiende el capitalismo contemporáneo (lo que algunos autores han llamado “neofeudalismo”).
Asimismo, los ríos dan cuenta de la interconexión global en la que nos desenvolvimos como especie. A pesar de la lejanía, todo afluente se junta en algún punto (en algún océano), por lejos que estén. Y nosotros como especie no estamos exentos de experimentar el perjuicio que implica la pérdida o contaminación de algún afluente, por lejano que parezca.
Esto último nos acerca a las expresiones más locales de la relación humano-agua, la situación de Berlín no es la misma que Santiago, donde las aguas (al igual que en todo Chile), pueden ser privatizadas de facto. ¿Cómo se enfrenta la crisis hídrica y la estabilidad del ecosistema cuando este es materia prima de negocios? ¿cuál es el bien que prima, el colectivo o el individual?
Diego Parra. Curador
